miércoles, 27 de mayo de 2009

Siga jugando...


Tanto tiempo sin escribir estando a la espera y sin ideas y ahora resulta que el día que escribo algo tengo que volver a hacerlo porque ha habido noticias...
Las posibilidades eran las que eran, poquitas, pero ahora ya son tendientes a cero. Habrá que sacar del cajón las opciones B, C y siguientes. Menos mal que mi paranoia me prepara para estas cosas.


Como en los rasca y gana me va a tocar seguir jugando, seguir de prestado y seguir en crisis. Como dicen en las pelis americanas estas son las cartas que me han tocado jugar. Parece que al candidato X no le van a dar la FPU casi fijo y por tanto a mi no me van a dar la FPI. Mi opción A se desvanece, pero teniendo en cuenta que me habían comunicado que tenía posibilidades hace más de un mes mi optimismo fue decayendo con el tiempo y ahora no estoy tan mal como creía que estaría.

Me habría hecho ilusión ser doctora, pero ese honor habrá que dejárselo a otros que tengan más talento, suerte, nota media o que sean los favoritos del señor ordena las listas (las FPI van así) Ahora tengo que empezar a reactivar las opciones alternativas que había dejado en stand-by mientras esperaba que saliesen las listas de las becas. Lo que más lamento es que probablemente cualquiera de las opciones que reactive me terminarán llevando lejos de mi casa.

No tengo la beca pero tengo tiempo, es lo bueno de ser joven que siempre tienes tiempo para hacer cosas. No seré doctora pero tengo tiempo de intentar ser otra cosa. Puede que no fuese voluntad de Dios, del Universo o del Flying Espaghetti Monster que yo consiguiese esa beca, pero antes o después algo conseguiré. Además tengo lo más importante, gente que me anima cuando me pasan estas cosas.

No se si es el Karma


Últimamente he tenido UN día de estos en los que pienso que he debido hacerle algo malo alguien para que el Karma me castigue.


Hace no mucho me topé con un día feo, de los que miras por la ventana y piensas en quedarte en la cama. No hacía demasiado frío pero llovía, llovía lo suficiente como para alimentar mi pereza. Pero como la única obligación semanal que tengo me llamaba no había otra opción que levantarme y salir. Decidí apurar los últimos 5 minutos de calorcito en la cama y me dormí. Si, empecé mi día durmiéndome y cuando me quise despertar no me quedaba otra opción que correr a todas partes. Correr al armario, correr a la cocina a por el desayuno y correr a por el autobús.

La primera consecuencia de correr fue que elegí mal la indumentaria, no decidí bien y me coloqué un abrigo demasiado abrigado y unos zapatos de esos que resbalan cuando llueve. Malas decisiones... Corrí a tomar el desayuno y con la última galleta en la mano salí por la puerta con todos mis bártulos en la mano y cerré la puerta como buenamente pude. Me tomé medio minuto en el portal para poner todo en su sitio, coger y desplegar el paraguas e intentar tener aspecto de persona. Aquí empezó mi carrera.

Bajé un par de calles al trote cochinero (es incomodo correr recién desayunada) y cuando me quedaba poco para llegar a mi parada del autobús ¡zasca! di con mi trasero en el suelo para divertimento de un par de transeúntes y de un señor barrendero. Voy a hacer dos reflexiones:
1.- ¿Por qué los señores y señoras que diseñan nuestras calles ponen pavimento altamente resbaladizo en calles con pendiente y en lugares como mi región donde llueve durante el 70% del año?
2.- ¿Por qué un sábado a las 8 de la mañana me encuentro con gente suficiente como para que vean mi artístico aterrizaje cuando llevo semanas pasando el mismo día a la misma hora y nunca hay nadie?
Atribuyo lo primero a que piensan que queda bonito y no creen que la gente vaya a tener prisa un día que llueva. Lo segundo creo que más bien es fruto de la ley de Murphy.
Además tengo también un poco de culpa yo por ponerme unos zapatos que resbalan.

Cuando levantaba mi dolorido pandero del suelo eché a andar y vi cómo me adelantaba el autobús... No me quedó otra opción que hacer un sprint detrás del bus, cerrando el paraguas que me restaba velocidad, y agitando los brazos en un intento desesperado de que el autobusero se apiadase de mi y no me dejase allí. Mientras corría me di cuenta de mi segunda mala decisión, me estaba asfixiando con aquella chaqueta tan gorda. Una amable señora me paró el bus y cuando alcancé a darle las gracias y a caer en el asiento ya no tenía aliento.

Me pasé la mañana sentada, atendiendo en una clase aburridísima e intentando encontrar una postura cómoda en la que no me doliese el moretón en ciernes que tenía allí donde la espalda pierde su honroso nombre. Tomé muchas notas para vencer al sopor y en el descanso me hice con el segundo café de la mañana, necesitaba toda la cafeína posible.

La tarde pasó insulsa con la peli de sobremesa de siempre y medio dormitando en el sillón, hasta que recibí la noticia de que no íbamos a salir porque yo no era la única que había tenido un mal día. Tenía ganas de fiesta a medias, me apetecía pero sabía que iba a necesitar un par de cafés o de latas de bebida sobrecafeinada más. Después de eso decidí pasearme por el facebook y jugar un poco en mi ordenador.

Mi pobrecito trasto llevaba una temporada un tanto delicado, pero después de formatearlo y reinstalar Windows logré devolverlo a su estado inicial, me iba bastante bien. Pasé el resto de la tarde haciendo tonterías y salí un rato a dar una vuelta y cenar. Teniendo en cuenta mi desacertada elección de indumentaria de la mañana decidí abrigarme un poco menos, pero como al anochecer hace mas frío solo conseguí estar otra vez mal abrigada en esta ocasión pasando frío.

Lo bueno de vivir en un sitio no muy grande es que todo queda cerca de tu casa así es que aproveché para ir a recuperar la chaqueta que por la mañana me asfixió y de paso encender el facebook para comunicarme con un amigo (así me ahorro la llamada que estamos en crisis) El momento de encender el ordenador fue el colofón de mi día porque mi trastito decidió no encenderse como debía, se apagó de sopetón y al volver a encender me dijo "por favor mete el disco de Windows que se me ha fastidiado el arranque"
Como consecuencia de esto intente arreglarlo con la buena suerte de que el problema no es de soft así que se me apagó de nuevo y no se ha vuelto a encender. Estando como estoy en crisis, sin oficio ni beneficio y esperando aun una resolución ministerial que me diga que tengo opción a cobrar un dinero durante 4 años (por hacer el doctorado) no se si puedo permitirme la reparación de mi trasto.

Conclusión, el sábado debería de haberme quedado en la cama.