miércoles, 13 de octubre de 2010
¿Soy una farsa?
viernes, 8 de octubre de 2010
Cosagénesis explosiva
Teniendo en cuenta mi trabajo debería sentir respeto por todas las ciencias, pero la meteorología me da un poco de risa... lo siento, no lo puedo evitar.
No es la primera vez que oigo algo semejante y supongo que todos hemos escuchado hablar en las noticias de la última "tormenta perfecta" que sería el pánico de cualquier celta teniendo en cuenta que lo peor que les podía pasar era que el cielo cayese sobre sus cabezas. También hay que recordar que la última vez la tormenta esa era una ciclogénesis explosiva que iba a dejarnos a todos temblando. Con mi habitual paranoia y "preocuposidad" me alejé de mi tierrina para visitar a una amiga en la capital y dejé a mis amigos con intenciones de pasar la noche de la tormenta en una casa en un acantilado. La verdad es que pensé que había chiflado, porque el acantilado lo conozco y no es el mejor sitio para estar en caso de una tormenta de narices.
La cosa fue que no solo no hubo en mi tierrina tormenta del copón sino que el fin de semana fue estupendo y maravilloso. Mientras que en la capital se registraron caídas de árboles en el Retiro y la de mi madre de viento. Conclusión, que al final la idea del acantilado fue genial y mis amigos se lo pasaron como enanos. Yo también disfruté de mi visita a la capital, pero la que sufrió el viento fui yo y no mi tierrina.
Pues bien, ahora hay otra vez la misma historia pero con diferente nombre y apellido. De nombre se la conoce como Paula y de apellidos bombagénesis explosiva. Asumiendo mi ignorancia y recreándome en ella diré que no tengo la menor idea de la diferencia entre la bombagénesis y la ciclogénesis que es el apellido que le habían puesto a la anterior tormenta.
Lo cierto es que no confío en la ciencia de la meteorología. No lo puedo evitar, me parece que tiene más componente de adivinación y de cábala que de ciencia. No es que no confíe en las matemáticas, se que se pueden hacer modelos que predigan comportamientos, etc. pero no puedo evitar asociarlo a la psicohistoria de Hari Seldon.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Falta de vergüenza
Desde el día de vuelta de vacaciones he sabido lo que iba a hacer durante este curso, las líneas que íbamos a seguir y los experimentos que tenía que programar. Pero para empezar necesitaba una serie de aparatos. La verdad es que no necesito nada demasiado "científico" de hecho lo que necesito entra dentro de la categoría de electrodomésticos. Se pensó en comprar estos artilugios en una cadena bien conocida de venta de electrodomésticos y electrónica. Una tienda con un nombre, una imagen corporativa roja y un lema muy reconocido.
Después de valorar los modelos y encargarlos, con la promesa de "esto estará aquí la próxima semana" se emitió una factura que se pagó y esperamos pacientemente a que los productos llegasen. Tras algo más de una semana esperando me personé en la tienda y les pregunté acerca de cómo iba lo nuestro. Me comunicaron muy "amablemente" que la información de que lo que esperábamos vendría la semana que viene era falsa. Mal empezamos... También me dijeron que para cualquier gestión tenía que hablar con alguien de administración que a esas horas no estaban
Al día siguiente me armé de paciencia y llamé hasta que conseguí que me atendiesen. Conseguí que me enviaran una parte de la mercancía comprada, se comprometieron a enviárnoslo todo el lunes (anteayer) por la mañana. Además de venir a las 16:30 de la tarde, que igual es considerado como mañana en algún lugar del mundo parte de la mercancía estaba USADA, con un aspecto lamentable, el embalaje roto la superficie rayada, las bisagras dadas de sí... Un desastre.
Por todo esto acumulé un cabreo considerable y me decidí a gritar: ¡Detesto MM con todas mis fuerzas!
miércoles, 17 de marzo de 2010
Mirar para otro lado
Hay veces que te mienten, lo sabes, esa persona sabe que te has dado cuenta y sin embargo miras hacia otro lado. ¿Hasta cuando se puede mirar hacia otro lado?
Hoy mis divagaciones me llevan a sitios poco amables, a pensar en si merece de verdad la pena estar siempre mirando hacia otro lado. Soy una firme creyente de que la verdad es lo mejor y que la confianza se fundamenta en la sinceridad. Si se falta a la sinceridad se pierde la confianza y aunque hay tiempo de ser sinceros en otro momento, será demasiado tarde para reparar la confianza.
Mi confianza se perdió hace ya tiempo, cuando un tema afloró y se falto a la verdad de forma continuada. Era uno de esos temas que son como elefantes, notorios, no se pueden ignorar pero si haces un esfuerzo seguro que puedes mirar hacia algún lado donde no veas nada de ese elefante. durante un tiempo yo misma falté a mis principios, ignoré al elefante hasta que ya no pude hacerlo más.
Hubo quien insistió en negar que ese elefante está ahí, de hecho parece como que sea un elefante imaginario. La verdad es que mi imaginación tiene unos límites muy amplios y durante un tiempo pensé que yo también podía convencerme de que había imaginado al paquidermo. Pero llegó un momento en el que el elefante se negó a ser ignorado, y teniendo en cuenta el volumen del animalito no pude hacer otra cosa que dejar de mirar para otro lado. Dolía demasiado solo el admitir que sabía que estaba ahí y seguí ignorando al elefante. Parece que se escondió el solito, o que quizás alguien lo adormeció porque durante un tiempo pude mirar a mi alrededor y no sentir su presencia.
Ahora, al elefante lo han vuelto a despertar, pero creo que tengo fuerzas para mirar para él. Por eso, no se si debería seguir ignorándolo. Puede parecer que ignorarlo es lo más fácil, lo menos doloroso, símplemente se trata de disimular. Durante mucho tiempo no he mencionado al elefante. Así nadie ha tenido la tentación de decir que no está ahí, no me han mentido para ocultármelo, simplemente lo he rodeado como he podido y así quien quería esconderlo no ha necesitado mentir. Sin embargo ignorar al elefante es una pequeña agonía aunque no es algo exagerado y es soportable, no quiero seguir haciéndolo siempre. Porque ya me duele el cuello de mirar hacia otro lado.
miércoles, 20 de enero de 2010
Días improductivos
lunes, 11 de enero de 2010
Siberia
Viendo la hora debería haber vuelto "al cole" y estar en una clase en un aula de informática. La verdad es que ya estaba plenamente mentalizada de tener que acudir a pasar frío en una helada facultad cuando ayer sonó mi móvil. Era una compañera de clase que me confirmaba que somos más tercermundistas de lo que me temía.