miércoles, 9 de enero de 2013

Principios

 En ocasiones y por razones diversas a veces me apetecería poder decir como el gran Groucho Marx "estos son mis principios, si no le gustan tengo otros"
 
No es que sea una santa, no es que nunca haya roto un plato o nunca haya hecho algo malo, ilegal, inmoral o que engorde. Solo es que tengo un principio, ya se que no es mucho y que debería buscar alguno más, pero siempre que reniego de algo termino por hacerlo así es que mejor me quedo como estoy. En fin, trato de cumplir siempre eso de no hagas lo que no te gustaría que te hiciesen.


¿A qué viene todo esto? Pues la cosa es que hace no demasiado tiempo me encontré en una disyuntiva en un momento en el que mi estado mental no era el mejor a la hora de tomar decisiones. Afortunadamente fui lo suficientemente lúcida como para actuar conforme a este principio. Pese a que la alternativa me apeteciese mucho, pese a que lo había pensado y repensado y no lo tenìa claro decidí correctamente y conservé mi posición y mi principio.

Otro día y con otra luz el pequeño demonio ese que aparece sobre nuestros hombros y nos susurra maldades me hizo cambiar de parecer. Me arrepentí de mi decisión otrora correcta. Pero no me arrepentí lo suficiente como para obrar, solo fue un arrepentimiento de pensamiento y palabra. Además, estaba seriamente convencida de que la obra nunca se llegaría a terminar, era solo una puerta cerrada a través de la cual pasó alguna que otra palabra.

Pero, oh! parece ser que como mi palabra y mi pensamiento traicionaron a mi principio se ha vuelto a abrir la puerta de la alternativa. Pero es una puerta que no traerá nada bueno cruzar. Porque si la cruzo y traiciono mi principio será traicionarme a mí misma y lo peor es que mi conciencia y mi principio no sería lo único en recibir daño.

Se lo que tengo que hacer y se que está en contraposición a lo que quiero hacer. Se perfectamente las consecuencias de lo que quiero hacer y se los daños colaterales que puede llegar a causar. Sin embargo a ratos escucho ese pequeño demonio sobre mi hombro y me dice que cruce la puerta en cuento llegue a ella. Por ahora y afortunadamente la puerta está lo suficientemente lejos como para poder acallar a ese pequeño demonio que me toca la moral...

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